“Be yourself… everyone else is taken.” –Oscar Wilde
Pirates,
The phrases ‘be yourself’ or ‘be you’ or ‘be authentic’ can be seen as trite and cliché… at times, they very much can be. However, cliches exist for a reason, and the science behind being our authentic selves can teach us much about how acting genuinely can help guide us toward our greatest potential. When we express ourselves authentically, our brains release an incredible cocktail of chemicals. For one, dopamine (the hormone that makes us happy) is more available to be released, and its counterpart, cortisol (the hormone that stresses us out), tends not to be released.
Furthermore, neuroimaging studies suggest that when people are their authentic selves, their amygdala (the part of our brain responsible for stress) shows much less activity than we people are not true to who they are… which is a good thing! So we see here that being ourselves helps release certain chemicals that help us perform and mitigates other chemicals that keep us from performing optimally. And yet, not being true to who we are also causes exhaustion. When we know we are not in line with who we are, our prefrontal cortex (basically the brain’s control center) works overtime to monitor our behavior because our subconscious knows how we act is not our ‘default’—not our true self.
Thus, acting in ways that are not our genuine selves not only keeps us from performing at our best… it also exhausts us over time—yet another deleterious aspect that keeps us from achieving our greatest potential. We all know that when we act as our genuine selves, we should trust our inner voice to be that self as often as possible.
With Purpose, On Purpose
Coach Andy Bass
Sé tú mismo… todos los demás ya están ocupados. –Oscar Wilde
Piratas,
Las frases “sé tú mismo” o “sé auténtico” pueden parecer trilladas y cliché… y, en ocasiones, realmente lo son. Sin embargo, los clichés existen por una razón, y la ciencia detrás de ser nuestra versión más auténtica nos enseña mucho sobre cómo actuar con genuinidad puede guiarnos hacia nuestro mayor potencial. Cuando nos expresamos de manera auténtica, nuestro cerebro libera un cóctel increíble de sustancias químicas. Por un lado, la dopamina (la hormona que nos hace sentir felices) está más disponible para ser liberada, mientras que su contraparte, el cortisol (la hormona que nos genera estrés), tiende a no liberarse.
Además, estudios de neuroimagen sugieren que cuando las personas son auténticas, su amígdala (la parte del cerebro responsable del estrés) muestra mucha menos actividad que cuando las personas no son fieles a sí mismas… ¡lo cual es algo positivo! Vemos aquí que ser nosotros mismos ayuda a liberar ciertos químicos que mejoran nuestro rendimiento y reduce otros que nos impiden desempeñarnos de manera óptima. Sin embargo, no ser fieles a quienes realmente somos también provoca agotamiento. Cuando sabemos que no estamos alineados con nuestra verdadera identidad, nuestra corteza prefrontal (básicamente el centro de control del cerebro) trabaja horas extras para monitorear nuestro comportamiento, ya que nuestro subconsciente sabe que cómo actuamos no es nuestro “estado predeterminado”, es decir, no es nuestro verdadero yo.
Por lo tanto, actuar de una manera que no es auténtica no solo nos impide rendir al máximo… también nos agota con el tiempo, lo que representa otro obstáculo que nos aleja de alcanzar nuestro mayor potencial. Todos sabemos que, cuando actuamos según nuestra verdadera esencia, debemos confiar en nuestra voz interior y ser fieles a nosotros mismos con la mayor frecuencia posible.
Con propósito, A proposito,
Coach Andy Bass
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